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cornudos

Cornudos

Estaban dos hombres en el cielo y uno le pregunta al otro:
¿Y vos de qué moriste?
Congelado, ¿Y tú?
De la risa.
¿Cómo que de la risa?
Sí, es que yo pensaba que mi esposa me estaba engañando con otro hombre, entonces un día le dije que iba a salir por 2 días, pero cuando me fui, regresé ese mismo día para ver si la atrapaba con el otro hombre. Cuando llegué, busqué por toda la casa y no encontré a ningún hombre. Dándome cuenta del error que había cometido empecé a reír y reír hasta que morí.
¡Bruto, si hubieras buscado en la nevera nos hubiéramos salvado los dos!

Dos obreros de la construcción conversan durante el almuerzo:
¿Sabes quién es Miguel de Cervantes?
Pues no...
¡Qué tonto eres! Deberías ir a la nocturna.
Al día siguiente, el primero vuelve a preguntar:
¿Sabes quién es Albert Einstein?
Pues no...
¡Qué tonto eres! Deberías ir a la nocturna.
Otra vez, siguiente día, el mismo obrero pregunta:
¿Sabes quién es Karl Marx?
Pues no...
¡Qué tonto eres! Deberías ir a la nocturna.
Entonces el otro, ya harto, le dice:
Y tú, ¿sabes quién es Pedro Toro?
Pues no...
¡Qué tonto eres! Es el tipo que se acuesta con tu mujer, mientras vas a la nocturna.

Estaba una pareja durmiendo, de pronto la mujer escuchó un ruido en la entrada y se levanta asustada diciéndole a su pareja:
Levántate que ha llegado mi marido.
El hombre se levanta apresurado, cuando se logra poner el pantalón se tira por la ventana tratando de escapar, a los cinco minutos regresa al cuarto donde estaba la mujer y le dice:
¡Tonta, si tu marido soy yo!

Había un señor que iba a tirarse del decimo piso de un edificio, en eso, llega su mujer, que lo ve a punto de tirarse y le grita:
¡Oye estúpido, yo te puse cuernos, no alas!

En un pueblo en donde las mujeres eran muy infieles, el cura del pueblo ha impuesto la moda de decir me cai del puente, con lo que todos los habitantes del pueblo asociaban a infidelidad, cuando un cura nuevo llegó y las mujeres iban a confesarse por caer del puente el cura fue a quejarse con el alcalde quien se echó a reir, y el cura sólo apuntó a decir:
No se ría tanto, que su mujer es de las que más se cae.


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